
Asegúrate de Dormir bien
El sueño es esencial para que nuestro organismo se recupere.
Durante el sueño, nuestro sistema inmunitario se regenera, se oxigenan las células y se liberan hormonas como la melatonina y hormonas del crecimiento. La disminución de la frecuencia cardíaca durante el sueño permite a las células y tejidos del corazón a repararse.
Todo ello permite al cuerpo a recuperarse de los esfuerzos del día. Se fortalece contra infecciones y posibles enfermedades, se recupera nuestra vista y descansan nuestra piel y nuestro corazón.
Entonces se producen la melanina y serotonina que contrarrestan la adrenalina y el cortisol, las llamadas hormonas del estrés. Es decir que un sueño reparador no solamente contrarresta los efectos del estrés, también nos ayuda a sentirnos emocionalmente más fuertes y más felices.
Cuando no disfrutamos de un sueño reparador, sea en cantidad de horas o en calidad de sueño, podemos notar por ejemplo los siguientes efectos:
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Sensación de cansancio constante y falta de energía.
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Reducción de la capacidad de atención y concentración.
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Fallo de memoria.
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Reducción de la creatividad y capacidad para tomar buenas decisiones.
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Irritabilidad y mal humor.
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Dificultad de visión o hipersensibilidad a la luz.
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Problemas gástricos.
¿Qué influye en la calidad del sueño?
Las preocupaciones y el estrés perjudican nuestro sueño. Si estamos tensos, nos sentimos agobiados, ansiosos, preocupados o superados por las circunstancias puede afectar a la calidad de nuestro sueño. Bien nos puede desvelar, costar conciliar el sueño, hacer que nos despertemos muy pronto o que demos vueltas en la cama.
La luz y los ruidos también influyen, aunque creamos estar acostumbrados. La luz del sol y la oscuridad ayudan a nuestro organismo a saber cuando toca dormir. Por eso los aparatos electrónicos con pantallas luminosas como los televisores, tablets y smartphones pueden perjudicar nuestro ciclo de descanso.